martes, 26 de febrero de 2019

"Off with the horns, On with the show..."

El 26 de febrero de 2012 dejé de hacer teatro como una despedida simbólica que desde entonces se volvió permanente. Quizá intenté volver como con otras disciplinas para mejorar cosas que no pude recuperar. Me convencí muy fácil en su momento a abandonar la idea del oficio del actor y el vacío que generó después fue grande. Los recuerdos de Facebook me evocan a esos momentos de grandes dolores de cabeza generalizados con persecuciones mentales. Lo que se escuchaba en la radio.
Perdí el contacto con la mayoría de mis compañeros de teatro desde entonces. No es la primera vez, en la escuela de Bartís también perdí todo contacto con otros actores. Otros se murieron. Y creo que en otras disciplinas no académicas también me ha pasado. No soy amigo de las agendas de contactos. Prefiero contarlos con los dedos de una mano.
Intenté volver en varias ocasiones, algún tour trunco de obras que sucedieron. Pude haber vuelto como una guía de turismo en Buenos Aires.
Lo hablo mucho con el turco cada vez que puedo.
Necesito cerrar esta etapa.

Sudestada de Gustavo Cerati

viernes, 22 de febrero de 2019

Un Pasajero

No hay nada,
No hay nada,
Ahora, no hay nada.

El silencio te hace trizas,
el silencio es el del banco,
y esperamos a que venga
un tren.

A veces,
en la estación,
tu cuerpo se hace en las tristezas,
en un llanto, imaginando
esperando, esquivando...
Una fatalidad.
Todos se lamentan no llegar
a algún lado.

El juego se acaba,
en el silencio,
en el silbido de
una locomotora que se acerca.

El andén esta vacío,
tus cosas son recuerdos
y deseos en una valija,
para llegar a un destino,
incierto que cambia,
en alguna parte
todo sentido.
(No mires atrás)

***

Cuando escribí este texto estaba la tragedia de Once del tren Sarmiento. Hubo mucho silencio cómplice. Y yo también me tuve que callar como del asesinato de Mariano Ferreyra y las mafias sindicales.
Casi como ahora. No sé quién le mira la cuenta a quién.

Every Breath You Take by The Police

lunes, 18 de febrero de 2019

Si la vergüenza me espera a la vuelta de la esquina

Antes tenía mucho interés por el teatro. Quizá no era un gran consumidor pero me formé entre 2006 hasta el 2011 y tuve un momento de gloria con la actividad. Sentía placer. Y hace años que vengo decepcionado. Aún fuera de la escuela. Sé que en otras actividades que giran en torno a mis gustos también están en baja. Me estoy escapando a la situaciones donde me evalúen. También puede ser que esté deprimido.
En algún momento todo se me escapó de las manos. Empecé a perder la tolerancia al maltrato de los profesores. De la última escuela me fui por problemas personales. Esto ya lo publiqué en algún momento. Me prometía no volver y he ido a ver obras. Algunos diálogos los uso como fraseos. Era como una adicción, porque lo sentía como parte de la ilusión.
Y pasaron los años y la verdad que no extraño estar al frente. De nada. Los picos de estrés que me produce la exposición ante los demás. Y perdí todo el deseo de ver a otro y me dé ganas de estar ahí, como dijo una vez un director.
Yo también me lo estoy preguntando. ¿Por qué? ¿Por qué? Siempre con el mismo tango.

Tu cicatriz en mí de Gustavo Cerati

viernes, 15 de febrero de 2019

Porque fue todo muy efímero

¿A quién se le ocurre poner un límite de edad para un taller literario? Necesito abrir mi mentalidad mientras nuestros cerebros se nos encierran en los celulares y lo efímero de las noticias en las redes sociales con una agenda que empieza a perder actualizaciones en microsegundos y no entro al cupo por ser mayor de 30 años para escribir mi ombligo paranoide. Tampoco es un posgrado, es un taller. Y vivo las redes como la descripción a la literatura de Chuck Palahniuk: "Es como ver pornografía mientras comés papas fritas". Te fascina la estupidez.
Estuve leyendo literatura erótica gay esta semana. Me di cuenta que pese a que hay poca acción porque se repiten los actos, como pasan en las películas xxx, que nadie logra mantener una erección en la vida real, lo leí más rápido que un libro de autoayuda. Qué motiva y qué nos mueve. No sé si es el sexo, como decía Freud. ¿Queremos ser buenos? Gran pregunta.
Quizá estoy encontrando que tengo mucha forma y de contenidos estoy bastante flojo, como viene la yerba mate La Tranquera. No me veo contando las noches de sexo desenfrenado que pude haber tenido en mi vida. Me sucede como este texto lo terminé así. TAN precoz que me da rabia.
No es la primera vez que me pasa.

Tarantula by The Smashing Pumpkins.


jueves, 7 de febrero de 2019

Escribir en ¡shock!

Hacía mucho que no leía en portugués sobre los cambios que trajo la cartera de ministros del gobierno de Bolsonaro. Con la lectocomprensión. Eu não falo. El portuñol lo comprendí cuando conocí a un chico que se hizo amigo mío en el viaje a Bolivia. Él vivía en Río de Janeiro y nos acompañamos desde el lago Titicaca hasta el final del recorrido de los salares del Uyuni.
Durante el mismo año nos comunicábamos como podíamos a través del messenger. Cada uno desde su ciudad. Fue uno de los que me estimuló a volver a escribir después de mucho tiempo. A releer la ciencia ficción. Ese mismo año que salí del clóset. "Algo oculta vocé" me dijo antes de despedirse en Bolivia.
Con él tuve una relación a la que llaman homoerótica. Más para el afuera que entre nosotros. Nunca vi las fotos que nos sacamos juntos como si fuésemos una pareja de viaje. Tuve una atracción con él fallida durante el viaje. Salimos en Sucre y pasamos la noche bebiendo cervezas. Ese día corrimos bajo la lluvia por las calles empedradas antes de llegar al hostel completamente mojados. Antes de dormir hubo un cruce de miradas. Él me sonrió. Me, me, me alarmé un poco, el pequeño y primer susto de lo que sentía. Me acosté de espalda a él completamente ruborizado y con el corazón agitado. Nos despertamos con los problemas de los husos horarios de Bolivia y mi celular configurado con la hora argentina. Y el sobresalto nocturno en offside. Llegamos a la terminal de micros dos horas antes. Me quería matar y él también. Seguía lloviendo y con el frío del Altiplano.
Él fue uno de los pocos que comprendió cuando empecé a salir del armario. Aunque ese mismo año me arrepentí de haberlo hecho. Me broté contra todos. Creo que las identidades no salen así nomás. Por lo menos conmigo me llevó a tener ataques de pánico y a beber todos los días como un castigo y no podía dormir. Los aullidos nocturnos. Me deprimí mucho cuando me di cuenta saber quien empezaba a ser. Y el rechazo familiar de lo que me estaba pasando. Hubo un período suicida que supieron contenerme a la locura que tenía encima. Cuando en algún momento el cansado río me dijo basta ya. De ocultar.
Al brasileño lo dejé de ver en términos muy confusos. Pájaro que comió voló o se asustó cuando vino solo a Buenos Aires. Estaba en llamas cuando me acosté, diría García. Creo que si él leyese este blog hoy me diría: "Estás contando muchas cosas personales". Lo que a Patricio Pron le parece la literatura del yo, que trata de vaciar todas referencias personales, aunque reconoce que se le cuelan.
Un drogón diría: "Pero es tan rica".

¿Por qué siempre llueve cuando me levanto?

Terra de Gigantes/ Numeros (Acustico MTV) de Engenheiros do Hawaii