Las aventuras del gordo peterete I

El gordo peterete
anduvo dando
vueltas
a la manzana.
Le sudaban las manos.
Pasaba por la puerta
y se hacía el boludo
cada vez que miraba
hacia adentro.
El gordo nunca
había entrado a
un cine porno.

Está la posibilidad de perderlo todo

Estoy con lo que me queda y sé que puedo perder más de lo que me queda. Paulatinamente me estoy llevando las cosas de un lugar a otro y voy descartando el peso de lastre de cosas que ya no me pertenecen. Como me sucedió con las pasiones. Dejaron de llamarme la atención. Ahora me pelean los pensamientos en soledad por lo que no pude realizar en este tiempo. Acostado a oscuras en un living en un sillón gastado y rechinante. Ya tenemos el aviso del juez. Muchos intentos sin quedarme donde quería. Las obligaciones superaron el poco espacio que tenía para desarrollar mis deseos.
Sin caer en la magia del orden debo acomodar las cosas y barajar de nuevo. Poner las cajas lo que quepa. Llevar en el bondi las cosas que se pueden en la mochila de viaje después del naufragio. Dejar de mirar atrás lo que escribí hace años y empezaré a buscar atracciones que me daban rechazo en un principio. Como una homofobia implícita. Mi culo mental le tiene miedo a que me guste ese otro lugar donde revientan las estrellas. Adaptarse. Aceptarse que lo que antes no estaba como parte de tu universo de ideas, ahora te rodean entre los cuervos con los comentarios. Otros hicieron otras versiones de vos y las máscaras se cayeron en menos temporadas de la serie Mad Men.

Antes se podía comprar, ¿Y ahora? solo nos quedó el picaporte en la mano.

Death Of a Party by Blur.

Cuando me desperté, el nene seguía durmiendo.

En las aguas turbias de un acuario rancio por los humos que priman en la caldera cerebral, apareció un jerarca que vivía en zona norte y se lo llevaron cuando abrió la puerta.
Las personas comentaban cómo se lo llevaron. Administrativo, burocrático, y escondido por genocida durante la Segunda Guerra. Vivía como uno más entre nosotros. El vecino alemán que está a la vuelta y te esquivó frente al verdulero.


Sueños, cosas que no nos animamos a enfrentar, dicen.