miércoles, 26 de diciembre de 2018

Chistes de velorios


Se están muriendo los padres y madres de mis amigos. Como mi papá. Y me asusto cuando mi vieja se enferma. Sé que no me puedo hacer el gil. El desamparo de grande, aunque no lo creamos, se vuelve enorme. Nos mal acostumbramos a que los padres no se tomen vacaciones.
Y con mis amigos la estamos afrontando de otra manera. Será que la muerte nos avisó antes de un amanecer con un amigo que espichó en un accidente de tránsito. Y viste que con los accidentes no te avisa nadie. Si tenés alguna enfermedad terminal algo se huele antes que algo puede salir mal.  Este blog no tiene este dominio por él. Eso. Fui de los primeros en enterarme y quizá me afectó tanto  porque lo tenía muy cercano sobre lo que significaba para esos tiempos el porvenir. Y no estoy hablando de fútbol. Puedo ser alguna viuda de un rockero que no llegó a  clasificarse. Un adolescente que buscaba salir de los bardos familiares y tenía una linda oportunidad de trabajo cuando el futuro sonreía en medio de la crisis más grandes que tenía el país. Y un talento sin igual del oído absoluto. Esas heridas que con el paso del tiempo a veces me brotan de lágrimas. 

La autorreferencial pasaba por aquí: No soy de esos. O sí. Morbos. Sé que te puedo clavar un chiste que tiene que ser explicado por un decodificador de influencers que pasaron por un focus group con todos los participantes empepados para que se entienda simplemente:


"¿Qué te pasó? ¿Qué te hicieron? Quién te hizo daño?"


Pese a todo, todavía tengo algunos momentos para extrañarla. Cuando el sodero siempre toca a las 9.


Girl Gone Wild by Madonna

PD: "Buenas. Soy la hija del verdulero y la ama de casa"  (-1/4/2012-)




jueves, 13 de diciembre de 2018

Nunca más volvimos a vernos.

Me está costando crear ficción. Una compañera del trabajo me consultó sobre textos de ficción para llevar de regalo a México y muchas opciones no tuve a la hora de recomendarle libros.
-¿Qué les pasa? Les agarró a todos por las redes sociales. En el ready-made. Me dijo.
El fin de semana pasado mi hermano me contó que lo que está pasando es que la tecnología está ocupando mucho el tiempo para el proceso de crear historias.

Estuve buscando material que usé en otros tiempos para retomar el proceso perdido y recordé releyendo a otras situaciones donde mis energías fluían con otra libertad. Ahí me quedaba sumiso hasta el final. En el teatro.

Recuerdo que el último año por haberme comportado mal en una fiesta de cumpleaños se ensañaron conmigo hasta el último ensayo y me pusieron como reemplazo de actriz a la última mujer con la que salí en mi vida. Creo que lo repito como texto de entrenamiento este hecho. Hubo un antes y después de la noche del 1° de Octubre de 2011. Cada uno tendrá sus razones que no recuerdo de la borrachera que tenía para juzgarme.

Me hizo darme cuenta un psicólogo, compañero del curso, al año siguiente.
- Para la muestra nos dimos cuenta lo que hicieron con vos. Varios no vamos a seguir. Me dijo como un gesto solidario.
Sé que él continuó. Había otra fortaleza en él. Justo estaba yendo a inscribirme para cuarto año. No volví a estudiar teatro desde 2012.

Y regresé a la escuela. Años después. Como espectador. Y vi como crecieron, todo me era desconocido. Era un turista en ese espacio y mi progresismo se había esfumado con tanta decepción. Fue cuestión de tiempo. Era un lugar donde después de mucho tiempo lo sentí como un lugar de pertenencia. Incluso me dieron trabajo los fines de semana.

Todavía sigo escarbando en busca de ficción aunque me siento arrinconado por un ego lleno de una ambición que aparece como un vestigio de esas fiestas de Dionisio. Y sigo señalando ahí. Cuando me preguntan qué libro me gustaría tener.
Creer o reventar.

Candyland by CocoRosie

sábado, 10 de noviembre de 2018

Naturaleza insaciable

'El silencio lo meditaba con alcohol'.

Reykjavik

La semana pasada, ente peleas porque me stalkeaban las publicaciones por twitter, intercambiamos con mis amigos que hicimos talleres de escritura nuestras publicaciones. Les pasé el link del sitio donde se amalgaman los textos que escribí. Mis greatest hits.
Un amigo me dijo que publicara esto es que estoy poniendo acá. Me siento muy despojado de ficción en estas líneas. "Es lo que vende" No sé si es la idea. Un diario personal ensayado. Casi sin improvisar.
Aprendí de Luz Marus casi como una obsesión. Ella se quemó sin mediar un toque de ficción. Imaginaría hacer un texto como Estrógenos, sin chuparle las medias a su autora (mi amigo se enojó porque todavía tengo relación con ella), porque hay un elemento personal que está presente en la actualidad pero está con un velo lleno de referencias literarias y figuras retóricas que dejan bien delimitado lo personal de lo ficcional en una dialéctica distópica.
Casi escribiendo, antes tenía más tiempo para inventar. Será porque antes me ponía a recordar con otros ribetes. Ahora estoy produciendo textos burocráticos. Institucionales sin emoción.  Soy como Treplev en La Gaviota.
Ahora las luces titilan. Sin volutas.

Bocanada de Gustavo Cerati

PD: No sé qué es lo peor de esta historia.

jueves, 25 de octubre de 2018

Mi posverdad II

Hay algo que pasó con esta entidad virtual es que me di cuenta que perdí mucho espacio mental y físíco, más psicológico que años de vida haciendo lo que realmente me gustaba hacer. Me aislé del mundo. Perdí mucho el norte del tiempo que demanda hacer las cosas y mi entusiasmo actual está mediado por un cristal roto encontrado en una playa. Un ego mal resuelto. Perdí muchas amistades en una puja que pasa desde lo político a lo artístico.
Los planes se disgregaronn.  Desde la mañana hasta la noche. Y empiezo todo de nuevo. No era así. Me mata la ansiedad medida por una vara muy alta de exigencia que cada vez se presenta como una ilusión virtual. Perdí mi confianza. No logré reinsertarme. Tengo mucho trabajo que no está cuantizado como antes. Está mediado por un tiempo que cada vez más me interpela y los proyectos que uno planifica van cayendo como bombardeos de situaciones que uno no domina y todo lo que estaba programado para hacerse este año ya no los puedo corregir. Un caos de información estática. Este año me metí por lo menos en tres proyectos y todos estos naufragaron. Tiempo y presupuestos. Pero sé que por lo menos lo intenté y no me quedé abrazando a mi gata en la oscuridad de la noche tratando de conciliar el sueño entre pensamientos repetitivos. Como pasaba antes mientras escuchaba voces que me hablaban desde la radio y la comentarista de Twitter. Nadie detuvo esa situación y supo decirme que fue un error de interpretación de la realidad ante tanta soledad. La terapia colaboró para que el rumeo se deje mover en la escritura para dragar esos momentos de batallas por las noches. Con el miedo presente de un texto desnudo de figuras.
Es horripilante pensar que lamentarse desde la escritura ahora está mal visto. Y que se te caguen de risa. Así lo percibo. Muchos de los que conozco se victimizan y participaron de ser victimarios de un silencio artificial o dada para una sugestión entrenada. No esperes nada de nadie como una premisa que con el paso del tiempo se fue afirmando.
Hay personas que decidieron separarse de mi propia cabeza como mala influencia y se vuelve doloroso olvidarse entre lo real e imaginario. Como cuando empezás a pensar que estás siendo leído por algoritmos de Internet. Un reclamo que salta a otros momentos del año como respuesta desde países que uno ignora. Para que lo pienses. Eso creo.
Las fiestas en las que dejaste de participar en comunión aunque no supieses bailar y te negaste al ridículo. Ser consciente de tus limitaciones actuales. Un arrepentido de un diario de viaje que ve el mundo pasar. Detrás de un vidrio de un café que dejó de ser detrás de una pantalla. Aunque se vea en un mundo hostil se pierde entre la multitud. Lo que ahora se mira y se dejó de contar como un relato.
Hace siete años. Qué lo parió, ¡Esos problemas ya tienen hijos!

Signos de Soda Stereo en vivo en El Último Concierto.

miércoles, 17 de octubre de 2018

sábado, 6 de octubre de 2018

En una fiesta

A lo que fue la historia anterior que puse como un enigmático sobre una obra de teatro que me gustó, en algún momento de mi vida sentí que habían otras obras que me hablaban a mí o decían cosas que se relacionaban con publicaciones que hice en estos 20 años. Un ombligo muy grande, digamos. Una historia de Charlie Kaufman. Sin marihuana. Escribo o intento hacerlo desde antes de Reykjavik, desde mediados del 2000 y antes también en mis cuadernos y agendas adolescentes.
Algunas cosas las retuve y se amalgamaron en ese blog que está cerrado como parte de un ciclo de mi vida. Antes hacía jugarretas con la muerte en cada episodio como una especie de burla existencialista suicida mezclado con South Park (moría en cada episodio) y ahora estoy presentándome como un homosexual sufrido con hiperrealismo. Téngame lástima, señor lector. Estoy con menos maquillajes que antes. Ciertos momentos de ese afán de escribir en ese blog fue un lost weekend, en palabras de Calamaro.
Sentí que esas obras de teatro que no tenían autores específicos pero sí en una seguidilla de actuaciones veía cuando salía un zapatazo desde adentro de la obra para romper ese cristal imaginario de la cuarta pared. Y me zambullía en un mundo paranoico. Como me pasó con Helen, Jere y los niños. Es alcohólico. Estás quemado. Está muy oscuro. Mirá quién vino. Los que difunden teatro. Es Code, como el perfume. Fraseos y errores en los pliegues de los textos en  el tono de la acción como misiles teledirigidos a mi mente. Alguien se rió entre el público que me dio escalofríos como Edgar Allan Poe. Y rumié mucho, mucho hasta clavarme las bielas. Quedé como un televisor desintonizado y con los controles de los ecualizadores de emociones falseados.
Aunque sé que me pasó también con obras de amigos míos, incluso algunos textos de cuentos  que hacían referencias directas a mi nombre en 2011. Pero llamarse Pablo en todos lados cuando tu nombre es otro lo dejaría para las sesiones de un psiquiatra. O hubo un fuego amigo.
Me pasó a mí cuando actué para una única función que señalé a un amigo en la platea de Andamio 90' y hablaba de los locos. Después de la función mi amigo me dijo que sintió que le decía las cosas a él. Habían 40 espectadores. No soy una estrella ni fugazetta, ¿Casualidad?
Hace dos meses que no voy al teatro ni tampoco tengo el deseo. Después de Próximo de Claudio Tolcachir hubo un presente paralelo que se rompió frente a mí. Me puse los anteojos por él.

One by U2 live in Sydney. ZOO TV Tour

viernes, 28 de septiembre de 2018

Como un café triste

La sal tiene otros espíritus y sabores ahora. Lo percibo desde una burbuja que se le pasó el tiempo y no tiene gases para explotar. En algún momento hubo como una fantasía se que se alimentaba de una obra de teatro que luego de dos temporadas nunca más volvió a estar en cartel. Como la máquina de Zoltar en Quisiera Ser Grande. Funcionaba sin enchufar y a los golpes.
Me inspiraron varias cosas que giraban alrededor de esa obra. Una dualidad de una guerra fría imaginaria que no se cuestionaba allá atrás con figuras desde los colores, los mapas y las manchas que se iban poblando como papel picado que se te pegaba entre las comisuras de la boca en un trencito de un carnaval carioca. Dentro de otra fiesta donde nadie baila como si fuese un virus que no se detendrá.
La llegué a ver varias veces y vi versiones distintas, con finales matizados. En la última función de despedida volvió a una transformación mitológica de las cosas. Como había sido la obra sin guiños. Con el trailer elegido por el público incorporado a las escenas.  Los rizomas cerraban con los invitados. Una actriz embarazada se camuflaba con la cara vendada. Me confundí el audio de ciertas palabras. Helen o Jere y los niños. Y lo no consumado pese a lo que se unía desde un principio. Y el aire acondicionado movía las paletas. Un aire bien frío invadía la espuma del mar rabioso en silencio desde un horizonte a oscuras. Cuando te quedás afuera del otro lado con la fisura. En la escena del crimen. Quedaron las estrellas.
Esas confusiones me plagaron de diálogos generados por la propía soledad y tratamos de ponerle los clavos a esos andamios del silencio que se caen todos los fines de semana como ruleros en una peluquería. Porrones y cuentas nuevas. Un Sísifo bien frío y posmoderno.
Ahora tenemos hijos con los que lidiar, el existencialismo se arrastra en otro plano. De muerte a lo que nos queda en la billetera a fin de mes. Sin la bolsa del supermercado. Mi locura lúcida.
La sal también nos llevó al ardor e hipertensión. Desde ese gusto bien amarronado. Aunque suene como ironía o el sabor metálico de una bebida light. Hago lo que puedo.

Sal de Gustavo Cerati.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Día del colectivero

Hoy mientras esperaba el colectivo en la parada un señor al pasar se me quedó mirando.
Me quedé viendo qué me miraba.
El anciano empezó a irse despacio y de espaldas gritó al aire:
-¡Puto de mierda!
Me reí.

Simplifiqué demasiado las cosas.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Lily

Me pusieron
los numerosos
los hice,
me los banco
porque me los banco.
Cómo me los banco.
Un pequeñito
llegó y me laburó
Me sacó hasta el nombre.
Devuélvanme al apellido
Simple.
Raúl como se acuerdan
de vos
 ¿Había que hacer esto?
Hablamos por teléfono
y eras amigo de Paluch.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

bisoñé de corazón

Chaparme a la antigua
aunque seamos ávidos
de lo último que vemos
leer un libro dedicado
a un héroe familiar
y en casa nos fagocitamos
al gallina de huevos de oro
Es caro por eso no voy
no quiero mejorar
mi calidad de vida
con el Tinayre en el ambiente
Que me tiemble
la mano derecha
y se acomoden
los glóbulos con ritmos
de la vergüenza
Qué se acabó
se acaba
en parte
la caja de ritmos
Puse cuarto catorce
a calentarse
y me perfumé el aire
a la censura
que sale de casa

lunes, 3 de septiembre de 2018

Te hicieron todo el biri biri y vos te seguís preguntando

la cremita

le pongo yogur/ le puse giros/ me como un tomate/ me pongo loco/ te masajeo manso/ la bostezo le rasco poco/ lo pataleo en el agua y sigue/ la contractura en el cuello/

Bodas de Bates

M-¿Mujeres progres?
R-¡Afuera!
M-¿Hombres desconocidos?
R- ¡Ni se te ocurra!
M-¿Zoofilia?
R- Me están arruinando el sillón...

miércoles, 29 de agosto de 2018

Desde un principio.

"¿Cómo hacen los demás?"
(Sofía en Tercer Cuerpo)


Estoy leyendo
la búsqueda
de responsables
del fin de
esta relación.
Fuimos cómplices,
o nunca existió.
Lo que dejé de hacer.
Ya es un poco tarde
para las lamentaciones.
Una depresión
que supo avisarnos
antes de irse
a trabajar.
Continuar,
aprender a olvidar,
cuesta un poco más.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Mi posverdad

Estoy tratando de crear algo nuevo aunque los mensajes se volvieron menos autorreferenciales. Alguna vez pensé que había un perfíl de Twitter que relataba todas las cosas que me pasaban por mi cabeza y sentí una especie de extorsión sobre mi sexualidad y de lo mentirosa que era mi vida.
No leía, no era lo que pensaba que era, me llenaba la boca de cosas que no tenía. Todo lo que decía que era una mentira, que mis relatos eran una poronga. Que mi sexualidad estaba en una cueva en una doble vida. Que me han cagado, en otras palabras.
Preferí salir del clóset de forma definitiva. Cambié de ideas políticas o formas que hoy no estoy compartiendo con la gente que de alguna manera lo hacen para la hinchada que se hacen los antiburgueses y como yo nos vimos en Disney. Mi casa que no tengo, no me la compró mi papa. Eso. Porque los pagaste, ese es tu karma. No es que no quiera hacerme cargo sino es que eran parte de mi realidad.
De lo que vivía en la oscuridad y no le daba lugar.

19 de Emmanuel Horvilleur 

PD: Debe ser mi vagancia cada vez que leo tus mensajes.

martes, 14 de agosto de 2018

lo lindo es un
transporte del pasado
extraño actuar

miércoles, 8 de agosto de 2018

martes, 7 de agosto de 2018

por orden loco
sumar dos iguales son
extremos unidos.

domingo, 5 de agosto de 2018

Me quedan las
sistematizaciones
de las columnas.

viernes, 3 de agosto de 2018

Falling Down by Duran Duran

Cuando escucho esta canción me acuerdo de la última curda. Como si fuese un tango simbólico. Lo bueno es que tengo la capacidad de humor y ahora puedo reírme de esos tiempos que me los recuerda Un día Como Hoy de Facebook. Le pesa a los entornos que tuve. Lo sé porque se alejaron y no aparecieron más. Como un salvoconducto. Los problemas que tenía en esos tiempos. No eran tan serios. El borracho agresivo. Salió también mi predilección por la cerveza. También me pasa con la canción Lago en el cielo de Gustavo Cerati que salió en otro blog y con otra historieta. Y cómo perdí mi reputación y mi casa en un plan de rehabilitación.
Sé que hubo tiempos que empecé a darle al codo cuando habían problemas. Familiares, económicos y muertes. Nunca un festejo. Después vino el amor como si fuese una premisa salvadora del clóset. Lo llegué a registrar en estos últimos años con el Facebook. Antes no registraba. De poder darme cuenta de lo que pasaba. De aquel amor a las llamadas desesperadas en la medianoche.
Tomo alcohol desde los 18 años. Como Barney de Los Simpsons, previo a la universidad. Antes de las redes sociales y sin caer en paranoias. Antes me sacaban de universidades desmayado por tomar vino en damajuana. Como también tomarme mínimo dos vodkas con speed para estar con mi novio. Esas cosas cambiaron. No me hacen el más experimentado ni tampoco caer en el lugar paternalista de no lo hagas.
Ahora puedo ver transmisiones del escabio que tenía encima hasta hace siete años cuando vivía beodo, en Boedo con el copyright de Facebook y sin subtítulos. Me acuerdo y no es que ahora está todo bien con la situación social, bebida y aquí no ha pasado nada. Es una prueba hipócrita que me hago. Muestro una salud que no tengo. Como si todo lo que hago en mi vida está super controlado. No creo que lo haya resuelto. Es un trago que me arrincona. That´s the problem, Houston... A ver si hablás de más como una amenaza. ¿Se lo justifica? Todos mostramos una imagen limpia. El que no se note tanto. Como dijo una profesora: a copita de más en Internet ya no le creo más.
Siempre tengo como esa contradicción entre el que toma para olvidar. Yo todavía me acuerdo de algunas cosas. Creo que más de lo que me conviene. Cagadas tras cagada y te vas para el fondo. De un vaso. Y no creo que escribiendo esto me redima como a Pablo Ramos en Hasta que puedas quererte solo.
¿Y si esto me da lugar al patetismo? Obvio. Ya lo dijo Chuck Palahniuk en Usted está Aquí. Quizá puse demasiado el cuerpo a las situaciones, que a veces algunos no podemos llegar a hacernos cargo. A la mañana siguiente.

jueves, 2 de agosto de 2018

Los visitantes

- Un deseo trunco.
- Sí. Era lo que pedía la hinchada.

viernes, 27 de julio de 2018

Los indios punks

Me ponen mal las peleas. Todo el mundo quiere tener la razón y se tiene que hacer todo lo que el otro quiere pensar, hacer, decir. Y uno también se pone las botas para una guerra. Para no confrontar, nos ponemos pasivos ante las cosas y empezás a rumear. Pasa el tiempo, acumulás ira y cuando te sale es espuma de un champagne de los campeones. Se te pudre el rancho y quedan todas las esquirlas desperdigadas por la habitación.
Y después se vuelve difícil volver al estado de reposo. Aunque te pongas a respirar profundamente, se te alteran todos los sentidos y resuenan ecos del error. Un golpe a nuestro narciso que nos supura con una grieta que se abre en la tierra reseca. Las escalinatas se ponen más empinadas. Te cuesta respirar y cuando llegás otra vez venimos con el tango. Por qué no me lo dijiste antes y todos esos lugares que pasaron por alto para complacer al festejante o compañero de andanzas. El camino se volvió de ripio.
Nos ofendemos fácilmente y las relaciones públicas con el tiempo hacen que nuestro corazón se endurezca. Es un ejercicio como las digitaciones en la guitarra. Te deja las yemas de los dedos duros ante las cuerdas de acero. Lo que nos hace perder cierta sensibilidad.
Hay que seguir adelante en parte aunque los rumores de los hombres imaginarios de nuestra mente nos digan lo contrario. Cuando te das cuenta que tu sonrisa perdió su espontaneidad y se vuelve máscara. Y cuando sale de verdad te tiembla la mandíbula como abstinencia a la felicidad. Cada vez más efímera.

Nothing in My Way by Keane

miércoles, 25 de julio de 2018

viernes, 20 de julio de 2018

Etiquetas

Debe ser un lugar
dónde queremos
pertenecer.
Un día como hoy.

jueves, 19 de julio de 2018

El voluntario.

Me los cruzo en el trabajo.  Está el nuevo del edificio y el otro que está hace años. Desde hace un mes viene personal de otras oficinas. La fusión de empresas genera movimientos como pasa en los hormigueros. Todos los tipitos están con hojas o carpetas recorriendo pasillos. Al desconocido hay que darle la bienvenida. Nunca se sabe si al que estás saludando puede ser algún día tu verdugo. Incertidumbre.
Un par de semanas atrás llamó el nuevo y habló con mi compañera. Fanny me comentó que hay un tipo de las oficinas de Palermo que quiere una entrevista con el jefe. Para qué, le pregunté. Es un relacionista público y le gustaría trabajar con nosotros, me contestó. Ella le confirmó al tipo que pase la semana que viene a partir de las diez de la mañana. Cortó. Por un segundo, Fanny se preguntó quién podría ser y se fue.
Pasa el fin de semana. El lunes a las diez y media, un señor canoso de saco y corbata a rombos entró a la oficina. El tipo me saludó con un apretón de manos acompañado con una sonrisa de  pasta dental. Me dijo que tenía una entrevista. Sí, te está esperando, le digo. El hombre golpeó la puerta e hizo señas para ver si podía entrar. Mi jefe lo dejó pasar. Con  Fanny nos pusimos a cuchichear sobre el fulano. Ella lo conoce del otro edificio, que es un aparato. Un canapé para este serpentario. Hace poco que trabajo en esta oficina y acá el que no corre, te forrea. El flaco me recuerda cuando tuve la primera entrevista con mi jefe y me mandó a trabajar al call center.
La reunión habrá durado unos veinte minutos. El trajeado salió con la expresión después de un polvo. Mi jefe lo acompañó con una mano en el hombro hasta la puerta. Tiene la sonrisa de cura de pueblo. Cuando vuelve mi jefe me pidió que le prepare un café. Me siento en el escritorio y mi compañera se rió. Es un personaje este tipo, no sabe dónde se mete, comentó. Pensé lo mismo. Pasa otra jefa de la misma área y nos preguntó, por lo bajo, quién era ese. Es de obras,  quiere trabajar acá, le dije. Hay un chico de sistemas que quiere entrar a trabajar con nosotros, tiró la mina. Quién, le pregunto. Fede, el de mantenimiento de redes. Pero si ese es un amargo, le digo. Fede también estudia relaciones públicas, me contesta. ¿En serio?, Me atajo. Los de comunicación también somos amargos. Así que ojito con lo que decís, nene. La jefa me puso a raya. Ahora, cuando lo saludo a Fede en los pasillos le sonrío. Como al otro.

martes, 10 de julio de 2018

Localidades Agotadas


La historia ya se había escrito y como un escape de parte de los festejos, la escuché como un deseo sobre el futuro. A veces pienso que paso varios fines de año en una misma semana. Cuando te quedás suspendido en un cuarto. De alguna manera empecé a sentarme a escribir con lo que podía imaginar. Estaba solo en una habitación llena de humo de cigarrillos cuando para mí era parte de mi hábitat.
Escribí los diálogos a altas horas de la noche mientras luchaba contra mi insomnio tan habitual como los saludos que les doy a los empleados de la cafetería. Y los diálogos los había pensado desde la novela trash “La ansiedad” de Daniel Link. Una obra ensayada y ubicada en tiempos que las personas se comunicaban vía e-mail y habían diagnósticos. Académicos, literarios y médicos sobre un tiempo que ahora lidiamos con aplicaciones.
Hoy cuando me puse a escribir la postilla del día el frío no me dejaba soltar esos pensamientos que cada vez más se van separando de una ficción que armé hace nueve años. Cuando pensé que el clóset había sido un momento pasajero y terminaba de separarme de mi última novia. La famosa de los llamados. Nunca más hablé con ella. Me la crucé en la puerta de una obra de Hernán Morán y me acuerdo que todos los amigos de la época sabían a quién le estaba dando la espalda. Una chica me preguntó: ¿No se hablan? No, le dije y tuvimos un par de cruces por las redes sociales. La chica de los llamados. Ninguna diva de los teléfonos.
Cada uno tendrá su salame de su vida. A veces entre los panes. Otros como un plan fallido. Deberé aprender a que hay gente que prefiere no recordar o ponerte en el lugar nefasto en algún lugar de sus hemisferios. Me pregunto si serán los mismos que quieren ponerse en ese lugar de paladines de un progresismo que no estoy comulgando. Se puede traducir en un silencio cómplice o que nos están rajando a todos los que pensamos diferente al poder actual. Habrá que pagar el catering y el alquiler del salón. Como la habitación donde pude haber estar encerrado. Con los veladores encendidos en la madrugada. Sé que  me despidieron con una canción de Babasónicos mientras me llevaban en la ambulancia plateada y con el paso de las semanas me fueron enterrando con mis actuaciones. Cada vez más desanimadas. Para adolescentes. Fue un rito de tres meses hasta que todos se hicieron para un lado de la balanza. Puedo decir que eran tiempos muy tóxicos gritando desde las redes. Muchas de esas expresiones se fueron borrando. Como el apoyo. Algunas se colaron o fueron invitadas a reemplazar esa situación de calor agobiante de diciembre. Nunca capté la indirecta. Si no lo fue es porque no me di cuenta. O porque ya no quise más. Aunque me hayan pedido alguna devolución propia de la situación. Pensaba que los años académicos se cerraban así. Con un saudade entre los actores.
Uno recuerda como quiere o más como puede. Con los retazos que te deja el quemador de neuronas. Antes me apagaban los cigarrillos en los brazos para cuando me ponía pesado. Hoy la violencia simbólica me atraviesa entre los silencios de los países miembros de la ONU. Me están agobiando otras cosas que mi propio ombligo intolerante.

Right Where It Belongs by Nine Inch Nails

miércoles, 27 de junio de 2018

O todo se volvió demasiado solemne.


"A veces me relajo y me digo, dejemos que disfruten de una vez. Que ganen este partido"
(CdeR, desquiciado, mientras se toma una raya de merca en el baño. Mundial 2018.)


Estoy escribiendo como el culo. No es que me justifique pero estoy teniendo menos lectores que los que estaba acostumbrado o todo se volvió demasiado solemne. "Un pibe del laburo dice las palabras más sexistas de toda la oficina con lenguaje ofensivo de género y nadie le dice nada. Porque es sexy e inteligente. Sexista igual" como idea argumental no es para un cuento, ¿O sí? Veo más SPAM y conexiones a sitios casuales. Debo estar un poco solo que voy armando con las siglas de los visitantes que los voy anotando en un cuaderno:

Ucrania: Usted conformó radio anarquista no intente aparecer.

Ese es un ejemplo. Puedo estar horas pasando letras con esa combinación de letras. Lo aprendí de John Nash, ponele. Lo armo con otros conceptos en países. Alguien se despidió de las medias mientras se me salían desde adentro de la cama en Venezuela. O puede ser un margen de error. La olanza me desdibujó bastante las elucubraciones nocturnas.
No estoy escribiendo tanto, tanto como antes. Esto ya lo escribí. "Siempre hace lo mismo": puede ser que esté un poco más ocupado en mi tiempo libre, con más ganas de pasarla mejor y la verdad, mirando el panorama sobre el puente, no soy el único que ha cambiado de gustos. De pasar de la tira a la liga por la mañana. Del choripan estoy pasando a la ensalada.

Rompeportone, (así es como ahora te suena el orto)

martes, 19 de junio de 2018

Y suaviza mi voz

Secuestros desde un celular. Estos salames de un vagón. Una ayuda para esta granja de ficción.

Si te crucé
alguna vez
en este coche
no sabía
que estabas
dando clases

Que inocencia
mi alucinación
de lo que pude
darte alguna
vez

Secuestros desde un celular. Estos salames de un vagón. Una ayuda para esta granja de ficción.
Si me quedé
fue por alguna
oportunidad
que no logré

Y me fui
sin decir
que quería
y sí, me fui
ahora,
solo tosemos
antes de dormir

Si es que hay
alguna luz que abrace
esta noche se esconde entre dos que duermen separados por un almohadón. Secuestros desde un celular. Estos salames de un vagón. Una ayuda para esta granja, esta granja es... de una gran ficción.

jueves, 14 de junio de 2018

El margen de error

No me imaginé
este presente.
Incluso cómo
lo estoy
pensando
para
el futuro.
Imperfecto.
De alguna manera
de eso trataba
la vida
que me negaba
entre los excesos.
Los días que pasé,
entre la ficción
de la razón.


miércoles, 30 de mayo de 2018

"Yo también pagué placeres ciegos..."

Me estoy haciendo otra vez, vuelve el perro arrepentido, a escribir con el yo-yo Máti-CO2. Que se puede volver un tic. No sé. Lo estoy pensando por escrito. Es como volver con un ex. Aunque hay muchas consecuencias mentales que son irreversibles. Como en la anatomía.
Anoche me clavé una descarga eléctrica en la oscuridad y solté:
"Acá estamos Freddie..."

sábado, 19 de mayo de 2018

Crash

"Cada vez es menos necesario que el escritor invente un contenido ficticio. La ficción ya está ahí. La tarea del del escritor es inventar la realidad".

viernes, 11 de mayo de 2018

Love is bigger than anything in its way by U2 (Papelonito Mix)

- Últimamente estás haciendo muchos comentarios...
- Heterosexuales, sí.
- ¿Lo estás hablando en terapia?
- No
- Y siento que entre ustedes dos hay cierta tensión sexual. Y como que vos sos el heterosexual y ella es la torta.
- No, ella es más Susana y yo soy Iripino, ¿No ves que le traigo las revistas cuando aparezco?
- Pero ya pasó el tiempo. Si lo pudieses decir de verdad.
-¿Si lo haría?
- No sabrías decir qué es de verdad y mentira.
- No lo estoy sudando.
- Antes tampoco.
- Porque estaba muerto.
- ¿Y ahora?
- No lo puedo relatar. Pero sí.
- ¿Qué?
- Cuando pensás que las cosas recién las terminaste, recién empezás.
- Como en El Último Fuego.
- Y el silencio
- ¿Nunca más?
-¿Qué?
- ¿Todas esas promesas sin cumplir y que te llenás la boca de cosas que ignorás saber?
- Algunas las corregí. Tengo el cerebro flácido de rumiar siglas. A veces no puedo concentrarme como antes. Hay cosas que le perdí el interés. Y no creo que sea madurez.
- Hay una parte de tu cabeza que tiene una habitación a oscuras.
- Creo que es el único lugar de todo este diálogo donde tiene su toque de misterio.
- Como su interior.

viernes, 4 de mayo de 2018

El bidet o Franco sobre nuestros sueños.

Mi mamá
no entiende
Los Dinosaurios.
Explicarle
que es otra
poesía
Que todavía...

Los Dinosaurios de Charly García

Pd: Te quiero donde no puedo, todavía.

lunes, 16 de abril de 2018

Lo que no se leía en esos tiempos.

Estuve mirando los textos que escribía tiempo atrás. No me entiendo. Hay mucha poesía, no tanto cuento. Muchas fragmentaciones. Habían más ilusiones. Puede ser. Los cuentos o relatos que hice tenían elementos autobiográficos y quizá no me estaba moviendo por la ciudad para encararlos e investigarlos.
Amalgamé algunas historias vividas con cosas que le puse ese toque de mentira. Después vino lo forzado. El clóset arrancado como una costra de una lastimadura. Eso lo dejé en otro lado. En algún momento lo sentí como un sufrimiento pese a que ahora ya no lo vivo más solo. Una compañía que mal que mal me sostuvo en el tiempo para estar como estoy ahora.
Tengo ganas de volver a escribir pero me estoy dando cuenta que las cosas se alimentan de otras cosas para que salga otra de las otras de una manera que alguna vez fue. En mi vida o en la vida de otros. Quizás sin la necesidad que es mi vida, fijate que grande tengo este ombligo agonizante. Encerrado en un cuarto.
Estoy moviéndome sin anotadores. Como una necesidad. Porque cuando los hacía no leía tanto. Eran otros sedimentos que había leído cuando correspondía hacerlos.
Por eso debo andar con el culo flácido.


miércoles, 28 de marzo de 2018

Tensionado

Tengo un hábito de acostarme con una canción y me despierto con otra que la contesta o la complementa, como ciertas guerras de los teatros, en mis hemisferios. No es simplemente porque la haya pulsado como un loop que sale por la televisión. No. Son otras percepciones que la mente me van dejando entrever sin tanta grandilocuencia para esas señoras que andan mostrando las carnes durante las vacaciones.
Anoche me asusté con un Kong.
Aún, con los ojos abiertos
lo podía ver,
sentado en mi silla.

jueves, 15 de marzo de 2018

"Está bueno que pueda leer el mapa de mis recaídas" (como foto de perfil)

Va haber gente
que se
va a dar
por aludida.
Sin ese fin
es
cantarle
a un espejo
completamente
a oscuras.

sábado, 3 de marzo de 2018

Los libros de la buena memoria por Gustavo Cerati

-Creo que ya lo dije: nunca fui a Eterna Cadencia.
-Agendado.
-¿Vamos a hacer diálogos por todo?
-No, Roberto.
-¿Quién es Roberto?
-¿Vamos a hacer diálogos por todo?
-¿Me estás engañando?
-¡Ay, qué paranoico que sos! Ahí te compro el libro de Link, mi galleta de arroz...

viernes, 23 de febrero de 2018

"Si no encontrás al boludo de la fiesta..."

-Ya no es un secreto.
Cosas que se fueron revelando hasta despojarme de las máscaras. En algún momento me mostré con las estrías en el cuerpo como marcas de un tiempo que estuve y que traté de cambiar. Y no pude del todo. Sin la necesidad de cirugías mentales.
-Todo no.
Un yin y yang que coloreo entre los surcos que dictan las mandalas. Hay ideas que se mantuvieron con el tiempo como meras ilusiones en este momento de la vida. Las traduzco en sensación desconocida. En las experiencias que me llevaron hacia otros lugares.
-Por ejemplo, en la música.
Suena antigua para otros. Tengo agrado por lo que puede retrotraer.  Me pasó con ciertos sonidos. Una cosa es un piano Rhodes, con un sonido más granulado que la emulación de un rompler Casio.
-Lo vintage, ¿Hasta qué punto?
El materialismo histérico lo tengo incorporado. Aunque se exprese ahora como un misterio. Me canso de repetirme y me asusto porque creía que había un camino recorrido. Y sin embargo, solo llegué hasta la puerta de casa.
-Ay, me olvidé las llaves.
(...)

Even Better Than The Real THING (Perfecto Remix)

viernes, 9 de febrero de 2018

Quedarse en telarañas.

Con miedo
se pueden quedar
las borracheras.
En los silencios
nos perdimos
entre la desesperación
de un sonido disfónico
que nos recorre
y devino
desde las venas.

Until The End of The World by Patti Smith.

miércoles, 31 de enero de 2018

Girl Loves Me by David Bowie

36

"En 1985 se había sumado mi problema alcohólico la adicción a las drogas, pero seguí funcionando con relativa normalidad, como muchos consumidores de estupefacientes. La idea de no hacerlo me provocaba pavor. Se me había olvidado por completo cómo vivir de otra manera. Me desvivía por esconder las sustancias que tomaba, tanto por miedo (¿Qué me ocurría sin droga? Le había perdido el tranquilo a la vida normal) como por vergüenza. Volvía a limpiarme el culo con ortigas, y esta vez a diario, pero no podía pedir ayuda. En mi familia no se hacía así. En mi familia se fumaba, se bailaba pisando gelatina y cada cual se guardaba sus cosas. 
Aún así, la parte de mí que escribe novelas y cuentos, la parte profunda que en 1975 (año que escribí El Resplandor) ya sabía que era alcohólico, no estaba dispuesto a aceptarlo. Como no entiende de silencios, empezó a gritar pidiendo ayuda de la única manera que sabía: a través de mis relatos y de mis monstruos. A finales de 1985 y principios de 1986 escribí Misery (título que describe perfectamente mi estado de ánimo), la historia de un escritor que cae prisionero de una enfermera psicópata y es torturado por ella. En primavera y verano de 1986 escribí Tommyknokers en sesiones que solían prolongarse hasta la medianoche, con el corazón a ciento treinta pulsaciones por minuto y las orejas tapadas con algodón para cortar la hemorragia debida al consumo de coca. 
Tommyknokers es un relato de ciencia ficción a los años cuarenta donde la protagonista, que es escritora, descubre una nave alienígena enterrada en el suelo. La tripulación sigue dentro, pero no muerta, sino en hibernación. Se trata de unos extraterrestres que se meten en la cabeza y hacen trastadas. El resultado es energía y una inteligencia de índole superficial (la escritora, Bobbi Anderson, inventa entre otras cosas una máquina de escribir telepática y un calentador de agua atómico), pero se paga con el alma. Fue la mejor metáfora de las drogas y el alcohol que se le ocurrió a mi cerebro, cansado y sometido a un estrés brutal. 
Poco tiempo después, mi mujer llegó a la conclusión de que no saldría solo de aquella espiral descendente e intervino. Dudo que fuera fácil, porque ya ya estaba muy lejos de cualquier sensatez, pero lo consiguió.
Montó un grupo de intervención formado por parientes y amigos, y fui obsequiado con una especie de Ésta es su vida en el infierno. El primer paso que dio Tabbi fue vaciar en la alfombra una bolsa de basura llena de cosas de mi despacho: latas de cerveza, colillas, cocaína en botellitas de gramo, más cocaína en bolsitas, cucharitas para coca manchadas de mocos y sangre seca, Valium, Xanax, frascos de jarabe Robitussin para la tos y de Nyquil anticatarro, y hasta botellas de elixir bucal. Aproximadamente un año antes, al observar la rapidez con que desaparecían del lavabo auténticos botellones de Listerine, me preguntó Tabby si me lo bebía. Mi respuesta, imbuida de altivez y superioridad, fue que cómo iba a bebérmelo. Y era verdad. Prefería beberme el Scope, que era más agradable porque sabía un poco a menta.
El sentido de la intervención, de la cual puedo asegurar que fue igual de desagradable para mi mujer e hijos que para mí, es que yo me estaba matando delante de sus narices. Dijo Tabby que tenía dos alternativas: o hacer un tratamiento de rehabilitación o marcharme enseguida de casa. Dijo que me querían los tres, ella y los niños, y que por eso no querían presenciar mi suicidio.
Yo regateé, que es lo que hacen los adictos. Estuve encantador, como todos los adictos, y conseguí dos semanas para pensármelo. Ahora, visto en perspectiva, se me antoja el resumen de toda la locura de aquella época. Hay alguien en el tejado de un edificio en llamas. Llega un helicóptero, se coloca encima, suelta una escalerilla de cuerda y grita alguien desde la cabina <<¡Suba!>>. Contesta el del edificio: <<Déjeme dos semanas para pensarlo>>.
La verdad, sin embargo, es que pensé (al menos hasta donde me lo permitía mi estado), y acabó por decidirme Annie Wilkes, la enfermera de Misery. Annie personificaba la coca y la bebida, y decidí que estaba cansado de ser un escritor mascota. Temí no poder seguir trabajando sin alcohol ni droga, pero decidí (repito, hasta donde me lo permitía mi estado de confusión y desánimo) darlo todo a cambio de seguir cansado y ver crecer a los niños. Si de veras había que escoger.
Que no fue el caso, evidentemente. La idea que la creación y las sustancias psicotrópicas vayan de la mano es uno de los grandes mitos de nuestra época, tanto a nivel intelectual como de cultura popular. Los cuatro escritores del siglo veinte cuya obra ha tenido mayor responsabilidad en ello deben de ser Hemingway, Scott Fitzgerald, Sherwood Anderson y el poeta Dylan Thomas. Son los que han formado nuestra visión de un yermo existencial en lengua inglesa donde la gente ya no se comunica y vive en un ambiente de asfixia y desesperación emocionales. Ninguno de esos conceptos le es desconocido a la mayoría de los alcohólicos, pero la reacción habitual es encontrarlo gracioso. Los escritores que se enganchan a determinadas sustancias no se diferencian en nada de los demás adictos; son necesarios para atenuar un exceso de sensibilidad no pasan de ser una típica chorrada para justificarse. He oído el mismo argumento en boca de operadores de quitanieves: que beben para calmar a los demonios. Da lo mismo ser James Jones, John Cheever o un simple borracho de banco de estación; para un adicto, el derecho al alcohol o la droga elegida debe protegerse a toda costa. Hemingway y Fitzgerald no bebían porque fuesen personas creativas, alienadas o débiles moralmente, sino por la misma razón que todos los alcohólicos. No digo que la gente creativa no corra mayor riesgo de enganchars que otros trabajos, pero ¿y qué? A la hora de vomitar en la cuneta, nos parecemos todos bastante".

(Stephen King, Mientras escribo, 2000)









sábado, 20 de enero de 2018

domingo, 7 de enero de 2018

"¿Sabrás cuántos universos inventé por estar con vos?"