miércoles, 2 de enero de 2019

la siesta de papá

y fue en la terapia
que nos estaban
sacando todos
los privilegios
la videomanía,
ternuras,
fragmentos
de los viajes
inolvidables
de despertarse
en la ruta,
tus fotografías

la sonrisa se desvaneció
en la cocina pintada de rojo
en un segundo,
la mesa
puesta,
esperando
el compartir un momento.

empezaste a caerte,
te agarraste
de las alacenas, de algo
un martillazo te dejó
afuera
la cobija roja
de mamá con la duda
te acostó,
y se preocupó

una charla
poco probable
sucedía y confiamos
aunque
todo cambió

la operación
del conductor,
el juego con los cambios
con tus pies
la cabeza vendada
que arrancabas
para rascarte
las cicatrices
y la retina entre los coágulos,

hay silencios
los de...
caminatas en el hombro
de tu mujer,
aprender a escribir
tenías 48 centros
los rosarios en la mesa,
con la tía enamorada
en lo que podía

saber que no
volvés
con el quiosco
en el bolsillo

Si las palabras
tuviesen relieves
este poema
se colma
en solamente
buscarle un título