martes, 24 de mayo de 2016

[Match]

Confundo las voces. Me pasó con Billy Corgan cuando cantó Disarm con la voz de Jagger y  me pasa con James Blunt con Rod Stewart. Confundo los timbres. No tiene ningún mensaje subliminal. Me pierdo en esos gorgoteos que salen de la gola, como frase repetida.
Me cuesta escuchar la radio en estos tiempos. No por las limitaciones, sino porque no es tan fácil querer escuchar una radio en estos tiempos. Sea porque los aparatos ya no traen radio, los streamings, no hay aplicación para este artefacto y la falta de conexión. Pongamos más desinformacion a la cosa.
En mi casa se escucha mucha radio. Creo que hay un aparato prendido antes que un de fin de año. Dial tragedia, con algún muerto y algún suertudo que puede contarlo para un guion. Es una manía que nunca tuve antes de irme a dormir. Escucharla .En casa tenía todo, y sin embargo, caí en la música. Otro estadío. Podés poner la televisión enfrente de la radio e intercomunicadas, te pueden dar una ficción. Lo pruebo como clases de aritmética y debo haber perdido entre los gráficos de geometría como sonidista.
Los gajes del oficio comunicacional te inmunizan frente a lo que puede ser una elocuente o sabia decisión a la hora de darle flash a una cosa. El teatro te inmuniza, dicen. No lo creo, sino sería prohibida. A muchos no nos gustan lo que escuchamos y vemos, menos sentir. Eso dirían. Bancarse una función.
Esta semana me quedé con el hinchita de Racing Club de Avellaneda que le faltaba una pierna, y como se iba Milito, le dejó el bastón a su amigo para que vea su despedida. Me enteré que al mundo Racing es una moneda común. Como amargos, dicen.
Muchos nos ponemos la camiseta y nos prendemos fuego antes de salir a la cancha. Como un antes de irte de vacaciones. El tema es que quedan esos todos minutos del partido restante, quizá de por vida.
Házlo, lúcete y si te morís, hacelo con gloria. Incomodan los primeros minutos.
Mi voz siempre se confunde, pese a la oratoria, cuando escucho algunas bandas sin timón.