viernes, 25 de noviembre de 2016

Mi tartamudeo del lenguaje.

Parece que me habla pero no. Me obsesioné con un perfil de Twitter que deja frases incompletas plagadas de entimemas. El problema de los tres puntos. Algunos cambios tuvo con el paso del tiempo pero hay frases que me quedaron en mi imaginación. Se me hicieron carne. Patente sin decirlo. Se volvió un coral de metáforas infinitas.
A veces por exceso de significantes se me plagó la cabeza de ideas y cuando quise llevarlas al papel me quedé sin energías para escribir lo que me pasa cada vez que leo. Me dejó recalculando por horas como cuando repetís una canción todos los días de la semana. Una y otra vez pero con sentidos diferentes cada vez que la escuchás. Un chico de bigotes que se te cruzó por la calle.
En algún momento lo sufrí porque empecé a aislarme por las invasiones a mi cabeza, Pude estar horas en silencio sin poder dormir rumiando ideas. Se me cruzaban los hemisferios de frases y hechos desde un dicho a fonemas sueltos sin interlocutor. Me sënsibilicé y llegué a tener alucinaciones. Por las noches veía estrellas fugaces de manera continua. Mi familia no entendía lo que me pasaba cuando me sentaba solo en el jardín de noche. Cambiaban los tonos de mi voz. Me subieron las dosis de la medicación hasta pasar a otra que atenuara lo superlógico.
Ecualizadores de emociones. Ritos extraños que me acompañaban, olores repentinos, frente a la computadora o siguiendo desde el celular. Leí Rayuela en el medio del caos. Incluso en vacaciones en lugares lejanos aparecían referencias similares. No había leído a Auster en ese tiempo. Actos de la casualidad. Muchos soliloquios.
Pasó el tiempo y desaparecieron los entredichos mentales. Aparecieron otras voces en otros perfiles de Internet, en comentarios del Facebook. Algunos ponen números."Todo esta hablándome". Leía diarios personales propios en frases de otros sin ellos en persona. Paranoias. Silenciaba los televisores. Un ombligo muy grande.
Así también cambió mi manera de escribir y de ver las cosas. Leí cuentos míos viejos  y los encontré edulcorados de palabras con muchas adjetivaciones y oraciones largas sin sentido. Una profesora y amiga supo corregirme esos errores. Era muy barRockón.
Ahora mis textos empezaron a carecer de sentimientos. Nunca vas a encontrar amor en esta película porno. Muy críptico para algunos. Sin buscar esa condescendencia fácil de sacar. Empecé a buscar otras formas de expresión. La música siempre me acompañó con estos cambios. Llegué a dejar de escuchar lo que más me gustaba para caerle bien a las personas.
Perdí muchos amigos en la batalla del lenguaje y argumentaciones. Yo los borré desde que se murió mi papá. Me arrepiento, no puedo hacer mucho ahora. Empecé a ver otras razones para dejar de ser amigo de. Nadie me retiene porque yo tampoco lo hago. Aunque me mate con la nostalgia. La guillotina sin revolución. Seré el virus de un país.
Esos perfiles continúan pero dejé de darles la relevancia que les daba. Pueden ser las pastis o el desgaste. Hay causas que me sacaron la euforia. El trabajo me condenó a ser fluido y poco concreto. La felicidad se convirtió una linda palabra. Eso. Como las vacaciones. Habrá que pensarlas para llenarlas con algo. Por ahora son andamiajes sin proyectos. Como mis vínculos. 
Sigo buscando algunos gesto por las calles. Y los encuentro multiplicados. Lo que no viví en los rostros. Recuerdos. Necesitaba gritarlo antes que me tires un chancletazo. Si callo es porque me enteré que yo soy tu enemigo.