viernes, 3 de junio de 2016

Un viernes sacó toda descripción.

Obsesiones que no percatás. Olores nauseabundos, y sin embargo, los pasás. Sudores, un vino picado de una semana siguiente, como un saco usado. Muy glitter. Si esos olores se juntan se encuentran en el subterráneo. Un lugar, con audiciones todos los días. Mi carpeta personal la borré en estos días y puse algo nacional. No me gustó y puse un wonder. Si viviese mi sueño.
Cuando bajé del subte, subí las escaleras mecánicas y puse los grandes éxitos de Björk. Un disco muy accesible y con la memoria de lo que recorro ahora como un pasado. Salí del subterráneo y empecé a caminar por la calle Florida, concurrida para cualquier turista como para un simple en Buenos Aires. Ciudadano e inclusive trabajador. Hacía frío, mi garganta me pidió protección frente al frío y puse play.
Empecé por un banco que se llamaba la Banca Nationale del Lavoro cuando era cadete. Hoy es HSBC. Me puse a mi izquierda porque el sol daba mi paso a seguir. Se me ocultaban los ojos frente a tanta luz de un otoño-invierno más que anticipado. Albinos con placer frente a la luz, como oficinista. Las plantas estaban con sus mangueras estratégimante puestas para que den la humedad para una naturaleza bien ignorada. Un pulmón artificial suministrado por caños de plástico para darle agua necesaria. El sol me pegaba como en las montañas. Sin llegar a la cumbre. Y nos detuvimos en la calle Corrientes.
Ropa deportiva, empresarios yuppies y vendedores de medias e ignotos esperábamos a que cambie de color el semáforo. Algunos en silencio mirando los visores de los celulares. Otros a los gritos para calentar otras falanges. Algunos, como yo, hacíamos tiempo como los muertos sin ir a los shoppings con los auriculares. Cambió para verde la personita. Cruzamos.
La compilación de Björk me llevó a otras llanuras, sin tantas plantas. Me puse sus raros peinados nuevos para su tiempo. Ahora son dos lápices con un rodete que se representa en una geisha. Empecé a ver el caminar de las mujeres de mi ciudad. Traté de ver sus cadencias, sus diferencias. Apliqué los modelos de las modelos para que nos vean los culos. Es inútil si llevás un abrigo con este frio. Endulzamos sin que nos vean.
Llegué a Córdoba y fui camino a mi trabajo.
No tengo mi memoria para el rock nacional y con mis pendrives no alcanzaban para llenarlo. Sin suspiro, negué fuerte con mi cabeza a la vista de todos y bajé por el lado del CEMA. Promocionan economía, marketing y administración de empresas. A mi edad y ganas, quedan muy lindos como vitrinas. Vistas y visitadas. Como una vida sin mí.
Hoy no cobré y hay que arreglarse con el almuerzo. Me fui al chino por kilo. Mezclé frituras, era viernes. Puse patitas de pollo y papas fritas. Regué los pollitos con limón concentrado. Pagué y me fui a la oficina y me senté frente a la computadora. Todavía no tengo red. Uso la pc de la supervisora de la mañana. Por error dejó su sesión abierta y vi mis búsquedas a través de ella. Menos mal que no comenté nada, como un acto paranoide. Cerré e inicié con mi sesión.
Abrí el paquete de las patitas, aunque se doblaba el plástico del envase. En comunicación, es claro que no se usa lo que necesitás. Nos bloquearon el Facebook. Mi compañera no llegó.