sábado, 11 de junio de 2016

Tu sueldo

Nunca pensé ser un oficinista. La verdad que no. Pero los tiempos fácticos me dicen que sí. Empecé de cadete y ahora miro a los mensajeros con cariño cada vez que los veo. Tienen una angustia ajena a que hoy fue ayer, un llegar tarde siempre.
Con el tiempo, como los vinos, empecé a tomárrmelos. No para dejarlos pasar, sino por disfrutarlos. Cada vez que veo a un motoquero tomo otra regularidad, las suyas. Ellos desesperan por la firma de una planilla. Hago tiempos como Treplev antes del tiro y hago preguntas, del tiempo, digamos. No me gusta el fútbol como tema de conversación. Ellos saben muchas más cosas que cualquier periodista de tránsito. Dónde ir cómodo y que no moleste tu corte de calles. La semana pasada supe lo que se vive. El hollín de sus caras.
Los cadetes y motoqueros están en peligro de extinción. Lo que se libraba en un intercambio de palabras frente a un mostrador ahora se resuelve por redes. Ponés tu usuario y contraseña. Una tecnocracía sin medir consecuencias de la misma incomunicación. Los trayectos más largos se resolvieron en par de sonidos de las teclas. Desde Sydney puedo pagar las cuentas de Once en Argentina. Nos hicieron pomada los chips.
Por eso les hago repreguntas a quién me visita. Porque entiendo lo que se nos fue. Creo entender las pizzerias fuera del horario de turno. Ya no puedo tomarme esos privilegios por el mismo trabajo. Un horario full time nos dejó sin vida personal. Todos pendientes de las notificaciones.
Somos maquinitas estructuraditas que tienen un desliz el fin de semana. Se supone de placer. Lo que debería ser para un mensajero un momento de paz. Algunos no, se quedan después de hora en las oficinas por algo tan intangible como el ocio efímero de una oficina. Muchos creen que somos unos vagos levantando olor a culo desde nuestros sillones. Estoy ahí y no puedo entender. Eso, cuando cambio de canal cuando vino un jefe. Y me quedé, con el mismo miedo cuando cerraron los horarios de los bancos y te quedaste en el edificio hasta que acrediten.