viernes, 3 de julio de 2015

GUS

"No se trata de que tenga yo certezas, porque sería petulante de mi parte plantear eso. Lo que pasa es que, el nivel de confusión en nuestro país, de paranoia, y de la sensación  de que todo se iba al diablo fue tan grande que era necesario, como músicos, refugiarnos en lo que mejor sabemos hacer. Y el planteo hacia afuera, en general, yo tiendo a ser más metafórico en mis letras, o sea, doy espacio a una cuestión imaginativa más que a una cuestión de crudeza real: en este caso, me pareció importante se lo más directo posible en cuanto a lo que estaba escribiendo. No importa si estoy hablando o no específicamente de algo social, porque eso no es lo que artísticamente me motiva necesariamente; para mi la mentira y la verdad son valores artísticos iguales. No encuentro que haya que ser necesariamente honesto en el arte; hay que ser honesto en la vida, es una cuestión de principios.
Uno como músico escribe algo que quiere transmitirle a la gente y lo interesante es que sea muy concreto aunque no necesariamente pasa por una cuestión social-lírica, sino para que sea lo menos recargado, lo más sutil y, fundamentalmente, lo menos sarcástico e hipócrita posible.
Por momentos las letras bajan una línea, no necesariamente social, pero sí en cuanto a una sensación individual. <<Harto del sarcasmo, sube el precio del silencio>>, es una respuesta a absorber ese reality mentiroso e irónico que propone la televisión. El sarcasmo, como instrumento posmoderno, ya no nos sirve".

(Gustavo Cerati por Maitena Aboitiz en Cerati en Primera Persona, 2012)