jueves, 14 de noviembre de 2013

Eleven

Me despierto antes que suenen los relojes para sumergirme de nuevo en sueños. Me zambullo como tres veces por las noches. Sea por la vejiga llena o algún sueño húmedo por taparme en demasía. Busco espacios donde pueda quedarme dormido, aunque por el cansancio propio del año salen sin la síntesis de algún calmante. Me canso. Me acuerdo que comencé el año yendo a nadar y volvía caminando desde lejos para bajar los decibeles. Ahora no puedo caminar que me interno en un vagón y busco un lugar para quedarme suspendido un rato. Dormir. Creo que es mejor que vivir dormido y no morir desesperado. Un coma natural. A veces acordarte de los sueños con esos idiomas que hablan de mis condensaciones, referencias o algún presagio. A veces me pasa que hablo dormido en el subterráneo. En parte está bueno estar solo y charlar con los que no te eligen como amigo pero son compañeros. Hacen la vida más soportable que las "enseñanzas" que dejan estos medios. La autoreferencialidad se rompe cuando canturreás una canción y le cambiás la letra. Ahí sale mi otro. Lo encuentro y aunque sepa que es una historia de alguna manera concluida, aunque sigamos viéndonos, me salta la chaveta. Aunque lo entregue con sudor frío y salga por error.