viernes, 21 de octubre de 2016

Que todo está bien.

Cuando tuve mi primer brote, indirectamente recibí noticias. Mi hermana tuvo mi celular y a la casa de mis viejos llamó gente para saber cómo estaba. Estuve guardado una semana y creí salír. Dejé la medicación y un poco me desmoroné.
Lo que puede hacer una abstinencia sin control. Apagar los aullidos con el perfumero de coco. Algunas cosas nuevas que sentía en la misma alucinación. La fantasía rasgueaba mi soledad y realidad. Un departamento caído, con todas las paredes peladas por limpiar. Sin redes.
Hoy estoy en mismo lugar con otra pared por raspar y pintar.
Mi obsesión actuó para mis ojos como un final.