viernes, 30 de enero de 2015

A la vista de una ochava

Mi gata dejó
de esperarme.
Estuvimos
muchos tiempos
juntos
en el mismo espacio
que algún momento
dejamos de darnos bola.
A la misma hora,
en los mismos instantes
que nos dejábamos
darnos un minuto
mínimo de caricias
para los demás,
nos pusimos
nuestra frixión.
No somos
tan liberales
como dicen.
Cada uno por su lado,
hace sus cosas
y lo charlamos
en la oscuridad.
Algún disco,
series de televisión
o escuchar
a los vecinos mojados.
De algo
nos debimos.
Reírnos juntos
de una metáfora.
No pasó.
En las semanas
que pasaron
cada uno
se dio cuenta que sí.
Nos debemos respetar
algunos
tiempos naturales
que nos salen.
Como cómplices.
Amantes
que se esperan
a la vuelta
de una referencia
para estacionarse.
Algunos saben
entender la distancia
que nosotros
no sabemos
explicárnoslo, ahora.