lunes, 16 de abril de 2018

Lo que no se leía en esos tiempos.

Estuve mirando los textos que escribía tiempo atrás. No me entiendo. Hay mucha poesía, no tanto cuento. Muchas fragmentaciones. Habían más ilusiones. Puede ser. Los cuentos o relatos que hice tenían elementos autobiográficos y quizá no me estaba moviendo por la ciudad para encararlos e investigarlos.
Amalgamé algunas historias vividas con cosas que le puse ese toque de mentira. Después vino lo forzado. El clóset arrancado como una costra de una lastimadura. Eso lo dejé en otro lado. En algún momento lo sentí como un sufrimiento pese a que ahora ya no lo vivo más solo. Una compañía que mal que mal me sostuvo en el tiempo para estar como estoy ahora.
Tengo ganas de volver a escribir pero me estoy dando cuenta que las cosas se alimentan de otras cosas para que salga otra de las otras de una manera que alguna vez fue. En mi vida o en la vida de otros. Quizás sin la necesidad que es mi vida, fijate que grande tengo este ombligo agonizante. Encerrado en un cuarto.
Estoy moviéndome sin anotadores. Como una necesidad. Porque cuando los hacía no leía tanto. Eran otros sedimentos que había leído cuando correspondía hacerlos.
Por eso debo andar con el culo flácido.