viernes, 18 de agosto de 2017

Dame de Ricardo Arjona.

Una actividad incorporé a mis hábitos ante la fobia. Retomé mis estudios, algo que no debería haber dejado. Cuando uno piensa demasiado y encuentra los errores afuera de las revistas del corazón. Ese ombligo que desapareció. Ahora escribimos porque nos dijeron que lo hagamos sin magia.
Siempre me dicté por mis pasiones, y como todo, se termina a puertas cerradas. El paso del tiempo no ayudó aunque algunas actitudes ante la vida me acompañó como las contraseñas cuando me tomo el colectivo de la memoria. Un tipo que me vio en otra situación, como una película que vi después. Comiendo papas fritas. "Me olvidé la letra..." diría Charly García, desconectado.
Puede ser por los rechazos tan inocentes que cambiaron las cosas. Estar en otro lado, en otro foco. Estamós acá, ahora. Los remolinos se mezclan entre los gitanos. Un agua que de beber es un iceberg que zarpó hacia otro polo. Parece resignación pero todos en casa conocen mi razón para no volver a la mesa. Uno toma otro barco. Lo que no se habló que ahora se enferma. Un leño en un desafío eterno. Pragmatismos con los feriados continuos. La garganta que ya no se abre como antes. Un presente/ausente, en un binarismo relamido. Una poesía que parece discontinuada en para siempre.
Un texto para leerlo está durando tanto como todos los ensayos de una obra. Mucho tiempo para poder resolverlos con un solo subrayado. Dejé el plagio como referencia, siempre otro dijo algo similar en otro lugar parecido o ya se vivió, como dicen en las películas. El eterno retorno para encontrar otros rastros en el camino universitario. La excepción que no marqué. Hasta antes del estreno se lo investiga. Algunos lo piensan como un amanecer perdido. A esa hora ya me caí por el pedido de un CEO.
Ahora demandan otros tiempos. La inmediatez por lo efímero con la frase registrada. La cosa es un cosito, le decía la novia. Y así, una mezcla de emociones cuando tenés un compromiso fechado. Sabés que las cosas tienen un vencimiento y te preocupaste por lo que dictaba tu calzón. Armaste una escena por salir de la situación, y era sabido. Con lo que te encontrabas, en cada momento.
Como era un tipo en una calle llamando a una ex que estaba en la tragedia de Cromañon. Él se compró el celular casi por pedido de ella. Y él pidió su teléfono a otros contactos durante esa noche cuando la había borrado de su vida. Todavía no se hablaba de redes sociales. Solo con mensajes de texto y por el MSN. Ellos dejaron de pensar igual para las fiestas navideñas. Con los fuegos artificiales.
Cosas que todavía causan gracia. Cuando veo la transcisión de una oruga en mariposa.