domingo, 14 de agosto de 2016

Estás quemado

Dejé de repetir obras. Hubo espectáculos que vi varias veces y después como un acto cansino fui. La verdad que la experiencia no se la recomiendo a nadie si no le gusta el desplazamiento como un cuchillo asesino ante un flan. Nadie puede ver desde dónde se desarmó antes de servir.
Creo que la obra la vi desde los ensayos en compañía. Las pruebas y los andamiajes. Busqué lo antinatural de quien actuaba para darme cuenta de lo era actuar. Después seguí con mis clases de teatro buscando ese instante y nunca me salió.
Varias veces volví por ese mismo momento de lucidez impensada en un mar que se mueve todo el tiempo. Hubo una vez, que la vi muy borracho después de un mago y el personaje me habló. Estaba en una esquina de la platea. No supe a quién le hablaba. Delataba muchos alientos. Me escapé a la salida e improvisé entre corridas por el mismo espacio que las unen.
Recalculé muchas veces. La última vez que la vi pudo pasar en dónde trabajo, ahora. Por Lali o Pichot en la radio, me quedé inmutado ante mi frigidez ante las cosas. Empezaron a usar sus auriculares, molesto para las alas.
Por eso también, podés dejar de hablar cuando hablás de política. Por quedarte para ver que dice un postrecito.