domingo, 24 de julio de 2016

Llegás a los tres años y cambiás

Perdí varios textos. En algún momento de mi vida las cosas se fueron desmoronando y cerré sin hacer el backup que correspondía al blog que se supone que le contesto y me contesto con verbos pasados. Dejé de relacionarme mucho con otros bloggers como para intercambiar ideas que curen cicatrices psicóticas que pasaron en varios momentos de crisis.  Hubo alguna reseña ficcionalizada, muchas poesías y otras yerbas que las perdí completamente. Algunas las recuerdo como recursos que utilicé un poco más creativas a lo terrorífico que tenía el Reykjavik sobre los dilemas de la vida, el amor y la muerte. Ninguna locura, creo, alrededor de otros autores que empecé a leer. Hacía mucho que había dejado los libros.
Un poco me estoy divorciando de la no ficción entrelazada de no ficción. Lo documental tendrá otros cuadernos. Se me están venciendo los tiempos propios como todo curso de las cosas. Este blog estará activo como un volcán de ansiedades pero quizá analizando la propia personalidad de su propósito.
A veces las cosas salen naturalmente sin punzarlas a la sobredimensión de las cosas, quizás necesite volver a esa naturaleza entre tanto alquitrán. Los problemas de afuera nos atraviesan y no podemos estar ajenos a ello. Demasiados instantes como para detenernos un ratito más y ver lo mágico de las palabras. No nos perdamos era un lema.  Mal entendido.