miércoles, 20 de julio de 2016

Caballavero

Me cargaban de chico. Sí, bastante y con el tiempo algunas cosas se callaron. De a poco me hice parte de mi vida algo que no debía ser normal para otro. El cachetazo de realidad. Quizá el encierro se volvió un elíxir para sostenerme a lo hostil cada vez que salía.
Con el paso del tiempo, algunas cosas perdieron mis pasiones. Un rojo desteñido en los ojos que se fue atenuando cada vez más. Un atardecer con la toxicidad. Encontré algunas cosas que antes no hacía en compañia. Algunos soliloquios empezaron a hablarme como los porteros eléctricos cuando apretás todos los botones.
Hoy todavía lo puedo contar,  pero me doy cuenta que algunas cosas se fueron borrando y no es como antes. Aunque cada vez que lo veo o escucho me agarra la desesperación. No lo puedo resolver más solamente en paja mental. Lo que pude llevarlo en papel como un diálogo se manchó por el tiempo.