Se te quedan
pensando cuando comen.
Te dibujan sin los
flecos.
Ni les gustan
los idiomas.
Ideogramas
que saben
de los ganadores
que se quedan.
Te cagan a trompadas
cuando les sacaste
de sus esquemas.
Bailan cuando
juegan a las escondidas
y te van a abrazar como si
fuese la última vez.