Amanecer y fumarme.
Desayunarme con
el 96,
y que
al colectivero justo
se le rompa
la caja
automática.
Me dejaste
justo enfrente
en el Damaso Centeno
(y no me quise matar)
Me dispararon,
me mataron
y sin embargo,
los climas
nos cambiaron.
Igual,
como si a nadie
le importase
tu lágrima
ni a la mía
celos
de lo perdido.
(Seguí / igual!)
pero si me confiás
esta vez
no me excuses.
Nada del pibe
que se contuvo
un sueño
en otra vuelta,
mirándote
dormir.
Usarnos y
dpblárnos
la almohada
al volver
a vernos.